Sagrada Familia: esta obra maestra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y joya de la corona de Antoni Gaudí, lleva en construcción casi 130 años. A pesar de las ocasionales grúas, la imponente catedral católica atrae a millones de admiradores cada año y es, con diferencia, el lugar de interés más popular de Barcelona. La influencia de Gaudí se nota por toda la ciudad, que está salpicada de edificios diseñados por él, como La Pedrera con su peculiar exterior ondulado y el extenso Parque Güell que domina la ciudad desde las alturas.
Las famosas Ramblas forman la columna vertebral de cualquier viaje turístico a Barcelona y son el epicentro de toda la actividad de la ciudad. Discurren en dirección sureste hasta el mar, pobladas de árboles altos y frondosos que ofrecen la imprescindible sombra para los paseantes que las recorren mientras toman un helado y se empapan del ambiente animado de esta ciudad tan bulliciosa. Al final de Las Ramblas se disfruta de una vista clara de la montaña de Montjuïc, la colina verde que se eleva tras la ciudad. La subida, no demasiado exigente, recompensa a los valientes aventureros con un panorama magnífico de la ciudad y del mar. De vuelta al centro, puedes explorar las tortuosas callejuelas del Barrio Gótico, en las que resuenan las conversaciones de la gente y los sonidos de bares y cafeterías. Si ansías tomarte un merecido descanso entre la naturaleza, dirígete al Parc de la Ciutadella, al que acuden los barceloneses a pasar la tarde en los exuberantes jardines de esta antigua fortaleza.